28 de enero de 2010

TESTAMENTO (1)

Dejo a los sindicatos


del cobre, del carbón y del salitre

mi casa junto al mar de Isla Negra.

Quiero que allí reposen los maltratados hijos

de mi patria, saqueada por hachas y traidores,

desbaratada en su sagrada sangre,

consumida en volcánicos harapos.



Quiero que al limpio amor que recorriera

mi dominio, descansen los cansados,

se sienten a mi mesa los oscuros,

duerman sobre mi cama los heridos.



Hermano, ésta es mi casa, entra en el mundo

de flor marina y piedra constelada

que levanté luchando en mi pobreza.

Aquí nació el sonido en mi ventana

como en una creciente caracola

y luego estableció sus latitudes

en mi desordenada geología.



Tu vienes de abrasados corredores,

de túneles mordidos por el odio,

por el salto sulfúrico del viento:

aquí tienes la paz que te destino,

agua y espacio de mi oceanía.

Pablo Neruda